magazine planet b

46 reducir la desigualdad aumentar las oportunidades E l crecimiento económico no es suficien- te si no se toman las medidas oportunas para que sea equitativo. Ramón perdió su empleo. La crisis económi- ca fue especialmente cruel con las familias de menor renta y los frutos de cinco años de cre- cimiento económico posterior no han llegado a su hogar ni al de otros muchos. Ramón salía cada mañana a buscar trabajo, pero todo era in- fructuoso. De repente se vio en la cola del paro de la oficina donde antes pasaba indiferen- te. Pasaba el tiempo, todo se deterioraba y se rompía su autoestima, su pareja, sus relaciones sociales. Son los platos rotos, los que pagaron aquellas personas a las que la crisis económi- ca trajo consigo una caída desproporcionada de ingresos, de oportunidades, de igualdad. Ramón es aquí un personaje ficticio, pero esta historia es real para miles de personas. Ramón tuvo que emigrar, tuvo que buscarse la vida lejos, tuvo que hacer las maletas para so- brevivir. España es un país altamente desigual. La distancia que separa a quienes hemos de- jado por el camino del resto de la sociedad es inmensa. La diferencia entre el 10% más pobre y la media de ingresos es la tercera más grande de la OCDE, sólo por detrás de EE.UU. y Costa Rica. La reducción de la desigualdad debe ser una prioridad política de primer nivel y añadir medidas ambiciosas en empleo, protección so- cial y fiscalidad para distribuir ingresos y opor- tunidades vitales de forma equitativa entre quienes más tienen y quienes no tienen nada. Así consta en el informe ‘Hacia un país más equitativo en un mundo desigual’, d onde Oxfam recoge que en España, 9,9 millones de personas viven por debajo del umbral de la po- breza, de los cuales 2,3 millones son niños y ni- ñas. Los votos de la población adulta viviendo en pobreza equivale a más de un centenar de parlamentarios y parlamentarias. Se trata de un número más que significativo como para de- cantar una acción de gobierno pero, lamenta- blemente, no parece que cuente lo suficiente. De lo contrario, la gran bolsa de pobreza espa- ñola no sería la quinta proporcionalmente más grande de la Unión Europea. Para Ramón, el protagonista de nuestra his- toria, ya nada fue igual. La suya es una de las muchas historias que se llevó por delante ‘la crisis’. Su aventura lejos de su tierra natal le hizo darse cuenta de que ya nada iba a ser igual, de que el mundo se había transformado. Un am- biente cambiante y desequilibrado que precisa una nueva concepción de la economía y de los recursos para poder tener acceso a derechos fundamentales. Dinero... y otras muchas cosas Porque la pobreza no es sólo la ausencia de dinero, es la incapacidad de disfrutar de la sa- lud (siete de cada 10 personas diagnosticadas con un problema crónico en Madrid vive en los barrios de menos renta), o carecer de opciones de futuro (uno de cada dos chicos y chicas que deja de estudiar prematuramente vive en el En España, 9,9 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza

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