magazine planet b
19 pobres y ricos. Somos el cuarto país de la OCDE donde es más posible seguir estando en el 20% más rico tras cuatro años y las posibilidades de seguir empobrecido superan en 10 puntos la media de la OCDE. La historia ficticia de Almudena y María trata ejemplificar que la pobreza se cronifica con la consecuente profundización de la polarización de la sociedad. No sólo el sistema no es capaz de reducir la pobreza, sino que ésta es ahora más aguda. Hay más personas empobrecidas y, sin embargo, el porcentaje de renta nacional que se tienen que repartir no ha variado. La certeza que tuvieronmuchas familias de que sus hijos e hijas iban a alcanzar un nivel de vida más alto que el que la generación anterior ha- bía tenido se acabó cuando terminó de orien- tarse nuestra economía al sector servicios. Esto es algo que ha pasado en todos los países de- sarrollados, pero con matices: donde se ha in- vertido y desarrollado una economía con pues- tos de mayor cualificación y remuneración hay más posibilidades de movilidad social; por el por Javier Ramajo. Periodista contrario, en países como España, con un sec- tor servicios que se ha “ensanchado por abajo”, con más puestos precarizados y de baja cualifi- cación, aumentarán las probabilidades de vivir peor que tus progenitores. ¿Qué estamos haciendo mal? Los hogares de renta media y baja dependen de dos fuentes de ingresos: los salarios y las transferencias públicas; la primera se ve afectada por la des- igualdad de mercado y con la segunda no se está consiguiendo reducir esta desigualdad en origen. Nuestro sistema impositivo es insufi- ciente y con carencias en su diseño, por lo que tampoco contribuye con todo su potencial a redistribuir ingresos. Un sistema de protección social infradotado Una de las principales debilidades de nuestro sistema de protección social es la infradota- ción de las transferencias públicas que no son las pensiones: rentas de inserción, ayudas a la crianza o a la vivienda, entre otras, que, inefi- cientes y mal diseñadas, limitan nuestra ca- pacidad para reducir la pobreza. Sin tener en cuenta las pensiones, dedicamos 6,8 puntos porcentuales menos de PIB a protección social que Francia, 5,7 menos que Dinamarca y 2,7 menos que la media comunitaria. En 2018 aumentaron en 16.500 los hogares en que no entraba ningún tipo de ingreso
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