¿Y si no existieran las fronteras?

El viaje de María

Hemos hablado con María, socia de Oxfam Intermón. María tuvo la oportunidad de viajar a Bolivia en 2017 con su padre, socio de la organización, y otras personas colaboradoras, para conocer algunas de las comunidades a las que están apoyando.

¿Nos cuentas algo sobre ti?

Soy Maria, soy de Madrid. En 2017 acabé mi carrera de Relaciones Internacionales. Por entonces, quien era socio de Oxfam Intermón era mi padre, que lleva siéndolo desde hace años. En uno de los correos que recibió le llegó la posibilidad de formar parte del viaje de colaboradores, lo rellenó y me contó que le había tocado viajar a Bolivia para conocer los proyectos de la ONG. Y, como podía ir con otra persona y yo acababa de terminar la carrera y me encanta viajar, me invitó a ir con él.

¿Sabías que Oxfam hacía estos viajes?

No, la verdad es que no. Conocía un poco Oxfam Intermón, al igual que otras ONG, porque siempre me ha interesado un poco el mundo de la cooperación internacional… Yo era activista de Amnistía Internacional, y conocía Oxfam Intermón, pero no había oído hablar del viaje.

¿Cómo fue el viaje?

Salimos justo al día siguiente de mi graduación, que me salté un poco para poder ir bien al viaje. Nosotros sabíamos que íbamos en grupo porque Esther de Oxfam Intermón le había contado que eran distintas parejas de colaboradores y familiares, pero no les conocíamos. Nos encontramos en Barajas, en la T4, y enseguida conectamos mucho. Éramos un grupo muy variopinto de gente, pero hubo muy buena conexión desde el minuto uno.

A mí el viaje me gustó mucho. Era la primera vez que cruzaba el charco, que iba a Latinoamérica, y por eso me marcó especialmente. Bolivia me sorprendió muy positivamente: es un país muy colorido, con una gente muy hospitalaria, muy abierta… Nunca sabes lo que te vas a encontrar, y en ese sentido me encantó. Además, para mí el sentido del viaje era conocer los proyectos de Oxfam, y me sorprendió positivamente que trabajaran con personas de allí, que emplearan a expertos de la zona. Los proyectos se construían desde abajo y a partir de las necesidades del terreno.

El primer día fuimos a La Paz, que es una ciudad inmensa y superpoblada. Desde ese primer momento tomamos comida muy rica y diferente. En la ciudad conocimos la oficina de Oxfam Intermón, donde nos presentaron los proyectos. También fuimos a El Alto, y allí conocimos a un grupo de chavales del proyecto de erradicación de la violencia de género y juvenil.

Pero mi favorita fue la zona de la Amazonía. El paisaje es alucinante, con toda la cordillera, los ríos… Y las comunidades que conocimos allí. Nos acogieron como si nos conocieran de toda la vida, nos contaron cómo era su vida y lo que tenían: el sistema agroforestal, el bosque con el que enseñamos a los niños las propiedades de la planta, etc. Me encantó conocer su realidad desde la voz de sus protagonistas.

¿Cómo era la gente que conocisteis allí?

En un primer momento nosotros fuimos a la oficina de Oxfam Intermón Bolivia, la primera que visitamos, ahí en La Paz, donde nos recibió Óscar. Ellos conocían perfectamente a las compañeras (Tania y demás) y el papel que teníamos los colaboradores, sabían que los proyectos salían gracias a la ayuda de personas así.

En las comunidades íbamos con los compañeros de las oficinas locales de los proyectos que tenían. Cuando nos presentaban, al momento nos invitaban a sentarnos a la mesa para ponernos un plato. Eran muy hospitalarios, muy cariñosos…

¿Recuerdas alguna persona o historia que os impactó especialmente?

Nos emocionó mucho a todos los compañeros del viaje cuando conocimos a Laura, la abuela de una de las comunidades que visitamos. Era una mujer que desprendía ternura, con una mirada te lo decía todo. Nos encantó conocerla y pasar el día en su comunidad.

También me acuerdo mucho de los niños, de los peques que nos enseñaron el bosque, donde conocían las diferentes plantaciones que tenían, qué utilidades les daban, etc. Los chiquitines nos mostraban orgullosos su proyecto, nos iban contando qué hacían. Recuerdo una niña muy mona que llevaba un aparato que soltaba humo para ahuyentar a los mosquitos, que era lindísima y nos acompañó todo el día.

Y luego nosotras también tuvimos varias anécdotas divertidas: nos duchábamos con ranas, porque los bichos se metían en las habitaciones.

¿Qué te sorprendió de la labor de Oxfam Intermón allí?

Yo siempre había tenido la idea de que las ONG grandes como Oxfam Intermón, a la hora de hacer proyectos de cooperación, perdían la perspectiva local y llevaban sus proyectos desde aquí para implantarlos allí. Pero la realidad que conocimos allí era de personas que trabajaban muy cerca del terreno, pensando realmente cuáles son las necesidades de la comunidad y asesorándose con gente local. Aunque tú les puedas enseñar en qué consiste un sistema agroforestal y cómo diversificar el tipo de plantaciones para tener cosecha durante todo el año, realmente son ellos quienes tienen que decidir cómo hacerlo.

También me sorprendió positivamente el grupo que conocimos en El Alto del proyecto “Actúa” contra la violencia de género y juvenil. Aluciné porque tuvimos una reunión con chavales de mi edad, incluso más jóvenes, y al comentar los temas que les preocupaban me di cuenta de que estábamos en el mismo nivel de debate y razonamiento que yo había vivido en mi vida como activista.

¿Te llevaste algún aprendizaje del viaje?

Me quedo sobre todo con haber conocido estas comunidades y con el amor que tienen por su tierra, tras ver cómo defendían su selva amazónica, sus ríos, la madre tierra… También me di cuenta de que en el grupo que íbamos, que éramos de edades, orígenes e ideologías diferentes, todos compartíamos una misma causa. Al final todos somos más parecidos de lo que pensamos.

Siempre nos acordaremos de las personas que conocimos allí. Durante este confinamiento, por ejemplo, las trabajadoras de Oxfam Intermón nos propusieron grabarles unos vídeos para animarles porque allí lo estaban pasando muy mal.

¿Vuelves con más o con menos esperanza sobre el futuro?

A raíz de la experiencia, me hice socia de Oxfam Intermón con una pequeña aportación, que es con lo que puedo colaborar ahora. Y es que, esperanza, nos aportó mucha. Conocimos a gente muy luchadora, que se apoyan entre todas las personas de la comunidad, y entendimos que para que la comunidad entera salga adelante cada uno debe hacer su parte. No disponen de los recursos y las oportunidades que tenemos aquí, pero dan el 200% de su fuerza para salir adelante. Con gente así es difícil no tener esperanza.

¿SEGUIMOS VIAJANDO?

Puedes seguir conociendo la cara nunca vista de los viajes de socios y socias de Oxfam Intermón o, si con este testimonio te han entrado ganas de vivirlo en primera persona, apúntate al viaje de 2021 con destino a Guatemala.

Grupo Oxfam con Lorena